Si ahora mismo elevas los hombros hacia las orejas y cierras los puños con fuerza …, ¿Lo estás haciendo?, ¿No…? Pues hazlo al mismo tiempo que continúas leyendo.
Supongo que al principio habrás sentido algo de tensión en los hombros y manos; quizás molestia alguna que otra vez, pero de repente ya no sientes nada. ¿Es cierto…? ¿Ha desparecido la molestia? Ahora deja de hacerlo. ¿Qué pasa? ¿Sientes dolor, pinchazos o algún hormigueo?
Hoy en día nadie se escapa de la tensión muscular; el peligro está en que nos acostumbramos a ella. Es cuando nos relajamos que de repente notamos la verdad y viene el bajón (la mente resiste).
Para saber gestionar lo que nos sucede, podemos aprender algunos ejercicios.
Esto está en tus manos y puedes aprender. ¿Quieres saber cómo?
Hoy día vivimos deprisa, cansados, con la frase «no tengo tiempo», pensando sin parar y sintiendo poco (lo que significa poca consciencia). Esto tiene resultados como el dolor, la tensión muscular, la irritabilidad y la angustia.
El primer requisito para evitarlo es DARSE CUENTA, lo cual permite escuchar el cuerpo; escuchar el cuerpo es un recurso valioso para la recuperación de la salud holística, psicofísica-emocional. El segundo requisito es relajarnos para poder aliviar los músculos.
¿Qué significa escuchar el cuerpo?
El DARNOS CUENTA nos permite observar los hábitos. Nuestros movimientos en la vida diaria no son adecuados, ya que la mayoría de ellos los realizamos sin consciencia, nos sentamos con la espalda encorvada, cruzamos las piernas, nos agachamos desde los riñones para coger objetos y no desde la cintura. De esta manera instalamos hábitos erróneos y luego son los hábitos los que nos crean a nosotros.
¿Qué podemos hacer en estos casos?
Mucho tiempo delante del ordenador tensa nuestro cuerpo, la mayor parte de esta tensión se concentra en los ojos, la nuca y los hombros.
Los ojos tienen mucha tensión ya que enfocan una distancia corta haciendo trabajar solamente unos músculos determinados; detente un momento y haz círculos con la vista en sentido horario y en el contrario sin mover la cabeza; si la cabeza se mueve es que hay mucha tensión, evitar todo movimiento con la cabeza; a continuación, parpadear unas cuantas veces y luego cerrar los ojos.
Otro ejercicio seria hacer girar la punta de la lengua por las encías con la boca cerrada sin mover la cabeza (en sentido horario y en sentido contrario). Cuando se nota la insalivación (4-5 segundos) se puede detener; observa si la boca quiere quedarse algo abierta; si es así, se ha logrado relajar la mandíbula.
¿Qué beneficios tiene?
El mover la lengua es equivalente a tomar un relajante pero de manera natural. Primero, relaja la mandíbula y, segundo, activa el parasimpático, es decir, la parte del sistema nervioso que calma, que relaja (es el contrario de la adrenalina).
Cuando tenemos la garganta seca es por falta de hidratación o por el estrés o por ambos. Puedes realizarlo en cualquier momento que sientas estrés.
Cualquiera de estos ejercicios relaja la parte superior del cuerpo.
En mis talleres y cursos, hago hincapié en este ejercicio, en especial para niños y adolescentes en época de exámenes.
En resumen, los ejercicios pueden durar alrededor de unos 30 segundos pero la clave es la frecuencia, que a su vez desarrolla la constancia.
Ahora mismo te invito a estar consciente de tu postura, no importa si estás de pie o sentado, ponte recto de manera relajada, y añade una sonrisa. Aunque al principio la sonrisa puede sentirse falsa, pasados veinte segundos el cerebro ya la está tomando como verdadera. Para lograr algo, hay que practicar, hay un refrán que dice: Se empieza simulando y se acaba creyendo.
Sheyla Clancy
Terapeuta colaboradora de Lenoarmi