La pregunta de si un bebé puede dormir con sus padres es un tema que ha generado mucho debate y discusión entre los padres, los profesionales de la salud y los expertos en crianza. La respuesta a esta pregunta puede variar según la cultura, la situación familiar y las prácticas de crianza específicas. En este artículo, vamos a explorar los diferentes aspectos del «colecho» o compartir la cama con el bebé, incluyendo los beneficios potenciales y los riesgos asociados con esta práctica.
En primer lugar, es importante señalar que el «colecho» es una práctica muy común en muchas culturas en todo el mundo. En algunas culturas, compartir la cama con los bebés se considera una forma natural y segura de cuidar a los niños pequeños, y se cree que ayuda a fomentar el vínculo entre los padres y los hijos. Sin embargo, en otras culturas, se prefiere que los bebés duerman en su propia cuna o en una habitación separada desde el principio.
Uno de los beneficios más comúnmente citados del «colecho» es la promoción de la lactancia materna. Al tener al bebé cerca, las madres pueden responder rápidamente a las necesidades de alimentación del bebé, lo que puede ayudar a aumentar la duración y exclusividad de la lactancia materna. Además, algunos estudios han encontrado que el «colecho» puede ayudar a reducir el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), especialmente cuando se practica de manera segura.
Otro beneficio del «colecho» es que puede ayudar a los bebés a sentirse más seguros y cómodos. Los bebés que duermen con sus padres pueden tener una mayor sensación de calma y seguridad, lo que puede conducir a un sueño más reparador. También puede ser reconfortante para los bebés tener la cercanía física y la presencia constante de sus padres, lo que puede ayudarles a sentirse más conectados y seguros.
Sin embargo, también hay algunos riesgos asociados con el «colecho» o compartir la cama con el bebé. Uno de los mayores riesgos es el de asfixia o sofocación accidental. Los bebés que duermen en la misma cama que sus padres pueden quedar atrapados debajo de las almohadas, las mantas o los cuerpos de sus padres, lo que puede dificultar la respiración. Además, los padres pueden moverse o cambiar de posición durante el sueño, lo que puede aumentar el riesgo de aplastar al bebé sin darse cuenta.
Otro riesgo asociado con el «colecho» es el de caídas. Los bebés que duermen en la misma cama que sus padres pueden caerse de la cama sin querer y sufrir lesiones. También existe el riesgo de que los padres se caigan de la cama o tropiecen al intentar levantarse durante la noche para atender al bebé.
A pesar de estos riesgos potenciales, muchos padres optan por practicar el «colecho» de manera segura y exitosa. Si decides que quieres que tu bebé duerma contigo en la misma cama, asegúrate de seguir las pautas de seguridad recomendadas.
Lenoarmi propone una disposición de la cuna al lado de la cama de los padres, de modo que uno de los laterales de la cuna está abierto a la misma altura. De este modo tenéis todas las ventajas del «colecho» al estar el bebé cerca de los padres, y la seguridad que está fuera de la cama de los padres, evitando que el bebé pueda quedar atrapado. Además las 3 barras restantes de la cuna evitan posibles caidas.