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Relajación acuática:
El agua libera todas las emociones negativas que no nos permiten vivir de forma fluida.
El agua rompe todas las estructuras que tenemos dentro y que necesitan ser destruidas.
Rompe todo lo rígido, todo lo que nos impide evolucionar y llegar a ser nosotros mismos.
El agua, sus remolinos y fluctuaciones se convierten en mil dedos que nos tocan sabiamente y que junto con el efecto terapéutico del agua caliente y la tridimensionalidad de los movimientos que ofrece el agua, permiten a la persona alcanzar profundos estados de relajación y escucha profunda tanto en los niveles físicos como emocionales.
Además de descomprimir las vértebras, movilizar las articulaciones y alargar los músculos, se puede mover la columna y las vértebras de una manera, que por la fuerza de la gravedad, no sería posible fuera del agua.
Técnica que combina aspectos físicos y psíquicos para proporcionar un bienestar integral del cuerpo.
Se practica en agua tibia, con una temperatura que oscila entre los 33 y 34 grados, lo que nos transporta a los más profundos estados de relajación consciente y se asocia a las vivencias en el útero de la madre, lo que facilita sensaciones de confianza y seguridad y poder así sanarnos mediante la experimentación de nuestro niño interior.
Dentro del agua la movilidad fluye fácilmente, se transmite cariño y seguridad y vivimos un tiempo de placer!
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